Compartiendo un e-mail que mandé a mis amigos cuando estuve en Roma en junio del 2005...
Definitivamente he dejado los pies en la ciudad eterna... Hola a todos, nuevamente! Como ven el periplo itálico me ha conducido sin saber cómo a Roma... eh! dicen por ahí que todos los caminos conducen a la susodicha ciudad.
Qué decir de Roma... es un poco difícil la verdad... ni siquiera (o peor aún) si es la tercera vez que se visita... Roma barroca, clásica, profana, pagana y cristiana. Ecco un buen resumen. Milagrosamente sin el calor húmedo característico gracias a una alta presión del norte, la he podido disfrutar a concho; de hecho hasta diría que conozco mejor el centro histórico de Roma que el mismo Santiago (bueno, no es mucho decir pues a pesar de ser santiaguino muchos de Uds conocen mi historia de cuando llegué al Puente Miryam Hernández en la Panamericana cuando intentaba salir a la Alameda caminando por Moneda).
La ciudad sigue siendo la misma, con Papa nuevo, con visita a la tumba del Papa Giovanni Paolo Secondo como el tour peregrino de moda, pero la misma. Las mismas motonetas multiplicadas por mil, el sonido característico de las sirenas de las ambulancias, los ejecutivos ultra fashion y las policías con pinta de matrona romana. Por cierto siguen estando los mismos monumentos, palazzi, estatuas, fuentes, fuentes y fuentes... iglesias por aquí y por allá, y las increíbles ruinas de la ciudad imperial. Si me estoy repitiendo el plato? En parte, porque si bien es la tercera vez que visito la monumental ciudad, todas las esquinas tienen cosas por descubrir... así que si uno elige una calle, se encuentra con cientos de maravillas, pero ACCIDENTI! uno se pierde las cientos de maravillas que estaban en la calle de al lado.
Entre otras cosas aproveché de visitar i dintorni de la ciudad, que si bien espectaculares frente a la ciudad misma vienen a ser la segunda derivada. En particular estuve en Tivoli visitando la Villa d'Este (hay que ver la vida de algunos cardenales... es una mansión de un cardenal del Renacimiento llena de frescos, fuentes y juegos de agua... esto de que el voto de pobreza no sea obligatorio) y la Villa Adriana, la mansión que se hizo construir el emperador Adriano para recordar sus viajes por Oriente. Curioso toparse con un cocodrilo en mármol en una de las partes mas bonitas de la villa, cuando fue un cocodrilo quien en pleno río Nilo le quitó a su amado Antinoo (ooops, que costumbres las de Adriano... le llamaban el filohelénico - es decir de costumbres griegas -, y ya ven por qué).
Hoy anduve por Ostia Antica, el antiguo puerto de la ciudad, con ruinas de los siglos I al IV d.C. Casi tan impresionante como Pompeya, esta última le gana solo por la calidad de sus frescos (que gracias al volcán se mantuvieron espléndidamente) y por lo sobrecogedor de las imágenes de los muertos por la erupción. Sin embargo, Ostia posee algunos edificios que hacen que uno entienda mejor la vida de los romanos en una ciudad, como las insulae que eran verdaderos edificios de departamentos de hasta 6 pisos. Además los restos de las estatuas en mármol están dispuestas en los lugares originales por lo que se anota un gran poroto frente a Pompeya. Por supuesto que no podia faltar la buena mesa. Luego de visitar Ostia me fui al Lido di Ostia (la playa de Roma) y me comí un exquisito almuerzo en el lugar más caro que pude encontrar... El menú? Empecé con camarones del mediterráneo con pinta de ecuatorianos, en salsa de coco, miel y azafrán, con bocaditos de melón y sandía. Riquísimo. De segundo, griglia mista del mediterraneo con pez espada, calamares, atún fresco, camarones y langosta (por eso el precio), todo a la parrilla con salsa de hongos porcini y pesto... incomparable. Y, para terminar, de postre un rico helado de limón.
Si estás pensando en viajar a Roma, estoy seguro que te van a servir los siguientes datos...
Este postre se ha vuelto un clásico y uno de los favoritos en la tradición italiana. 
Pero el Tiramisù es una creación relativamente reciente. 
El origen más probable se atribuye a la ciudad de Treviso recién en la década de 1960. Una versión menos probable pero mucho más romántica fija el nacimiento en la Venecia del Renacimiento. 
Según 
esta historia 
las cortesanas de aquella época preparaban este postre de forma de publicitar las bondades de sus servicios. 
